Saber elegir la segunda capa de ropa cuando se hacen actividades deportivas al aire libre es muy importante para poder realizarlas de una forma cómoda. Es algo crucial para evitar el calor excesivo o el frío, y también para soportar los cambios de temperatura.

La importancia de la segunda capa

La segunda capa es la que se va a encargar de proteger al cuerpo del frío y de mantener el calor del organismo. Por eso es imprescindible llevarla en invierno en las actividades al aire libre, sobre todo si son de larga duración. Normalmente, en la ropa de trekking, como segunda capa en la parte superior se suelen emplear camisetas de fibra o prendas fabricadas con forro polar.

Este tipo de tejido es el más adecuado, ya que pesa y ocupa poco, aporta calor, se seca rápido, apenas tiene volumen y es transpirable. Además, evita la sensación de humedad causada por el sudor. Esto hace que no se limiten los movimientos y el deportista vaya cómodo en todo momento.

Esta tela retiene el calor que genera el cuerpo, por lo que evita el enfriamiento y mantiene la temperatura corporal. Proporciona comodidad y confort mientras dura la actividad deportiva. En muchas ocasiones el usuario se centra en elegir segundas capas para la parte de arriba del cuerpo. No obstante, hay que tener en cuenta que la cabeza y las piernas también tienen que ir debidamente protegidas.

En la mayoría de las ocasiones, los pantalones de trekking suelen tener diferentes capas. Estas prendas están fabricadas de una forma específica para que puedan retener el calor corporal, a la vez que aíslan del frío y del agua. Para la parte de la cabeza hay que tener en cuenta que utilizar gorros de lana es la mejor opción. Aunque la segunda capa tenga capucha, esto conseguirá que la cabeza, que es uno de los principales puntos por los que se pierde el calor corporal, esté siempre protegida.

Del mismo modo, también conviene utilizar bragas para proteger la garganta del frío. Tanto los gorros como las bragas son prendas fáciles de guardar en caso de tener que prescindir de ellas.

Las claves para acertar con la elección

Al elegir la segunda capa se deben de tener en cuenta unas características específicas. Si ocupa demasiado volumen o pesa mucho puede limitar los movimientos e incomodar al usuario. Hay distintos tipos según el uso que se le quiera dar. Se puede optar por una segunda capa interna que vaya acompañada de una tercera capa, o escoger una segunda capa que combine las dos.

Por este motivo, con la evolución de la moda deportiva, cada vez hay más modelos en el mercado que se adaptan al tipo de deporte. También es importante que se ajusten a la temperatura a la que se va a estar expuesto.

Chaqueta de lana

A la hora de elegir una ropa térmica, la lana es una gran opción, ya que es un material natural, hipoalergénico, muy ligero y que evapora bien la humedad. Este tejido es de gran utilidad cuando se emplea en climas fríos. Por tanto, tanto durante el invierno como en actividades de montaña es una gran opción. Tiene una gran capacidad para mantener la temperatura corporal.

Polares clásicos

Los hay de distinto grosor para adaptarse a la temperatura a la que se vaya a estar expuesto. Son muy cómodos y se caracterizan por tener un peso liviano y retener muy bien el calor, a la vez que ocupan poco volumen. No limitan los movimientos y hacen que la práctica deportiva se pueda llevar a cabo correctamente.

Polares elásticos

Se caracterizan porque quedan muy ceñidos al cuerpo y aumentan su eficacia en la misión de evitar la pérdida de calor. Muchas personas los prefieren antes que los polares tradicionales, ya que actúan como una segunda piel, independientemente de la primera capa que se lleve puesta.

Chaqueta softshell

Este novedoso material está diseñado especialmente para practicar deporte al aire libre. Su tejido no impide que el aire traspase la prenda, pero sí deja salir el vapor de agua generado por el sudor. Además, es impermeable.

Elegir segunda capa con relleno

Si se opta por una segunda capa con relleno, es posible prescindir de la tercera capa. Las chaquetas ligeras rellenas de fibra o pluma cada vez son más utilizadas por la forma de retener el calor, y lo poco que pesan. Además, en caso de tener que prescindir de ellas, se pueden guardar de una forma cómoda, ya que ocupan muy poco espacio.

De hecho, en muchas ocasiones se hace al revés. Al elegir la segunda capa se lleva guardada en la mochila y en momentos en los que se necesita más abrigo se pueden colocar encima de todo. Estas chaquetas son una forma fácil de regular la temperatura corporal durante la actividad.

Emplear la prenda como capa externa

En algunos deportes este tipo de chaquetas se emplean como capa externa. Según el tipo de material del que esté fabricada, la parte exterior de la chaqueta protege contra el viento y la lluvia. A esto se suma su gran transpirabilidad, por lo que no se acumula el sudor en la ropa y se evita la sensación de humedad en el cuerpo.

Las chaquetas de segunda capa que llevan relleno utilizan normalmente plumas o fibra, ya que pesan y ocupan poco. Estas chaquetas que hacen a la vez de segunda y tercera capa se caracterizan por ser más polivalentes, más ligeras y muy comprimibles. A pesar de todas las ventajas, también hay que destacar que la parte exterior es más propensa a desgarros que un polar. Según la actividad que se vaya a realizar, es necesario valorar si esta chaqueta es adecuada o es mejor seguir el sistema de capas tradicional.

Elegir segunda capa es algo muy sencillo en función al deporte que se vaya a practicar y la temperatura a la que se vaya a estar expuesto. Solo hay que planificar la ruta y la fecha con suficiente antelación para saber qué ropa se va a necesitar y elegir las capas correctas.

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